"La verdad que me di cuenta de que había viajado a un montón de lugares isn realmente conocer ninguno" me dijo. Ahí estábamos, cuatro mujeres Nepalíes, el señor dueño de un B&B, una Portuguesa y yo, sentados en el piso de un cuarto a mitad de construir, en un pueblito a las afueras de Kathmandú, Nepal.
La Portuguesa vino a Nepal por un mes y medio para enseñarle inglés a chicos de una escuela. Era la primera vez que viaja sola tanto tiempo y empezó a descubrir un montón de cosas increíbles de este nuevo país, muy distinto a su casa.
Viajar se trata de eso, de descubrir una nueva manera de mirar, de dejar de lado a los prejuicios, redescubrirse en la incomodidad y encontrarse libre. Es sentir la inmensidad de la naturaleza, aprender a hablar sin palabras, a empatizar con las personas, a escuchar el cuerpo y desafiar las percepciones.
Muchas veces vivimos llenando una caja etiquetada de "realidad", con todos nuestros valores, creencias y conjunto de cosas que llenan nuestros días. Lo que debería y no debería ser. Hasta que viajamos y esa caja se empieza a llenar de tantas otras cosas que ay que hacer una pausa, sacar todo y volver a empezar. Y ahí nos encontramos, frente a una caja vacía y un montón de experiencias nuevas que se hacen parte de uno. algunas cosas se van, otras se quedan, pero algo cambió. Y así vivimos, poniendo y sacando, renovando y creando tantas realidades como nos permitamos.
Mucha gente viaja para "encontrarse a sí misma" y la verdad que eso no es tan sencillo como en un libro de buscando a Wally, pero si hay una gran verdad en ese "viajar para encontrarse". Viajar te hace encontrarte en situaciones inesperadas, ilógicas, impredecibles, alarmantes y raras, que te hacen reaccionar de maneras que no conocías y descubrir aspectos propios diferentes.
Viajar te hace querer y dejar de querer cambiar el mundo. El mundo es enorme e increíble y nunca deja de cambiar. El mundo externo resuena con nuestro mundo interno, y si la realidad externa te disgusta, te incomoda, te molesta, hay algo adentro por resolver. El mundo se mueve por resonancia, uno atrae y repele las situaciones a las que se enfrenta.
El mundo no necesita gente que quiera cambiar el mundo, el mundo necesita gente que ame lo que hace, que ame lo que haga y que esté bien, que su mundo sea de amor, de felicidad y de positivismo. Y si uno no sabe lo que ama, al menos sabe lo que no ama, y con ello ya es posible descartar opciones. Y si uno duda, viajar siempre es una burna decisión, quizás uno no encuentre respuestas, pero seguro encontrará nuevas ideas, perspectivas y personas para rearmar la caja
Viajar te da hermanos, Te enseña a vivir intensamente cada momento, a amar y reír hasta que duela, porque incluso quien más tiempo ocupa en nuestras vidas en un momento, de repente pueda irse, y nuevas personas ocuparán sus lugares. Una y otra vez, hasta que aprendas a vivir en cada momento. Aquí y ahora.
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