Del otro lado del miedo estás vos. Pero no vos... vos, sino vos, sin miedos. Del otro lado del miedo estás vos, sabiéndote perfectamente imperfecto. Estás ahí, riéndote de todas las resistencias que alguna vez te pusiste porque tu ego no quería que cruzaras.
Estás ahí, bien firme, aceptando…te. Aceptando la realidad, aceptando al resto, aceptando. Estás ahí, vulnerable y frágil, fuerte y plantado. Supiste renunciar a los mandatos de tu mente para guiarte con el corazón y te diste cuenta que es la única brújula que te llevará a lo real, a lo que es, a lo que vibra alto. Te negaste una y mil veces a escuchar a tu intuición, hasta que le diste cabida... y menos mal que lo hiciste.
Del otro lado del miedo estás vos. Sin presiones externas que alguna vez internalizaste por creerlas propias, poniendo peso en tu espalda que no te pertenece. Cargaste expectativas, imágenes, ideales y proyecciones, que los pensaste tanto que los materializaste… y es hora de aprender a soltarlos. Soltaste, porque lo que está atado no vuela y lo que vos querías era volar, pero nunca te permitiste hacerlo. Te engañaste diciéndote que lo tuyo es la seguridad, cuando te encanta la adrenalina del riesgo. Querés dejar de ser un estereotipo, uno más que se salió de su caja pero el miedo lo volvió a encerrar...¿vas a cruzar? Del otro lado del miedo estás vos. Atado a la sensación de seguridad que recreaste en tu mente. Algún día te vas a morir… y yo también. Y el mundo va a seguir. Y la gente va a seguir sus vidas, y los árboles van a seguir creciendo. ¿Vas a seguir desperdiciando vida por aferrarte a la certidumbre? ¿Qué pasaría si empezaras a hacer todas las cosas que alguna vez te prometiste hacer? ¿Qué pasaría si soltaras los prejuicios? ¿Qué pasaría si te animaras…? Del otro lado del miedo estás vos. Estás vos haciendo un bollo con tus planes y tirándolo al río que pasa por debajo. Aprendiste que la vida es HOY, acá y ahora, y que en el momento en que te atas al futuro, dejaste de estar acá, ahora, y te fuiste allá, casándote con ideas que no permiten al hoy dar sus frutos. Aprendiste a escuchar el minuto a minuto de tu intuición y pudiste ver cómo todo lo que tiene que llegar... llega, cuando dejas de quererlo desde tu cabeza y permitís a tu corazón tomar el timón. Aprendiste que por más que tus intenciones sean buenas, no vas a vivir lo que quieras vivir, sino lo que tengas que vivir. Aprendiste que si en vez de quejarte aceptas y aprendes de todas esas situaciones que te incomodan, te dificultan y te molestan, creces a pasos agigantados y empezás a soltar tus miedos. Aprendiste que en la vida todo se trata de aprendizajes y que las respuestas a todo están incluso en lo más micro. Como un yuyo comienza a dar flores apropiándose de la vida de un hermoso clavel, no dejes que crezcan y florezcan tus miedos apropiándose de vos. Sos el clavel, no el yuyo. Del otro lado del miedo estás vos. Estás vos sintiéndote parte de algo más grande de lo que creías. Estás vos con un propósito. Estás vos, con los pies en la tierra, la mente en su lugar y un corazón enorme. Estás vos madurando en amor y aprendiendo a reconocerlo en todo y en todos. Aprendiste que el amor no es algo que sentís por alguien, sino que es una vibración, de las más altas. Aprendiste que el amor es una manera de vivir, y que cuando vivís así, no hay miedos que puedan derrotarte, porque los supiste trascender. Aprendiste que viviendo en amor, todo se alinea de manera de que se manifieste lo más elevado. Aprendiste que si vos bajas, todo baja y si vos subís, todo sube. Del otro lado del miedo estás vos. Aprendiendo que tu realidad no depende de otros sino de vos y en el momento en que tenés el coraje de apropiarte de tu propia vida, todo se vuelve alucinante… o no. Pero también aprendiste a aceptar que la vida no es siempre alucinante y como aprendiste a ser amor y no miedo, sabes que va a pasar y todo volverá a fluir. Del otro lado del #miedo estás vos… ahora sos #libre... ¿te quedas ahí o cruzás?
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